Para aquellos que dudábamos, ayer todo volvió a esclarecerse. El Barça sigue siendo superior -o muy superior- al Real Madrid. Era difícil, para un espectador neutral y libre de prejuicios sociopolíticos, no ser un poco culé anoche. Y no porque se trate del mejor equipo del mundo. El Barça de Pep da un aliento de fe a los aún creyentes en el equipo por encima de las individualidades, en el trabajo y la dedicación por encima del anuncio de Nike.
En los primeros compases era palpable la ansiedad de ambos equipos, muestra del respeto que se profesan. Sin embargo con el avance de los minutos, podía distinguirse el criterio futbolístico del uno, en donde el balón es el centro del universo y todas las cosas giran en torno a él, de las embestidas tácticamente caóticas del otro, siempre a merced de la genialidad de sus caras figuras.
Esta diferencia no es tan notoria como importante. Cristiano Ronaldo e Higuaín componen posiblemente la mejor pegada del mundo. No obstante son jugadores desvinculados del resto del juego de sus compañeros. Están ahí para finiquitar, y nada más. Algo así como "subid la pelota y cuando estéis arriba me la dais, yo intentaré meter gol". Una agresión al equipo, que carece de sinergias.
El culpable de establecer esta diferencia conceptual entre ambos equipos es Xavi. Xavi decidió que el balón era ayer propiedad privada del Barça. Xavi hizo, una vez más, mejores a los que le rodean y Xavi dio los goles a Messi y a Pedrito, y dos más al astro argentino que no se materializaron gracias a Iker.
Ronaldo fue inofensivo ante Piqué y el 'Pipa' un delantero mediocre. Ramos y Alonso pegaron más que defendieron. Alguien -el Barça- les dio a probar una poción que anuló sus cualidades individuales. El Madrid sólo pareció peligroso al contragolpe, que practicó incluso con el marcador 0-1.
No quedó más que contemplar y aplaudir al mejor equipo del mundo.
Gran crónica. Sin embargo, no puedo evitar el dejar de pensar que el Barça se traicionó un poco. Incluso un culé tan empedernido como yo -que ha sido tan malacostumbrado a la excelencia durante los últimos meses- tuvo momentos de desconcierto ante un partido tan serio pero también tan "italiano" por parte del Barcelona. Salió bien y me alegro, pero contra el Inter y el resto del año yo quiero volver a ver al Barcelona de la primera parte en Londres.
ResponEliminaLo dicho: los culés nos hemos convertido en unos niños malcriados, caprichosos e insaciables...
Lamento disentir, Alv. Sería un error salir igual a cualquier campo ante cualquier equipo. Con todo, no creo para nada que practicaran el 'catenaccio'. Fueron dueños del balón y del partido en pleno Bernabeu. Se dice pronto.
ResponElimina