dijous, 1 d’abril del 2010

Vida de resarcimiento

Hoy me he levantado y he tenido una vislumbre desagradable acerca de la muerte. La vida que decidimos acometer contiene muchas buenas y malas elecciones. Y si acaso disponemos de un momento sobrio para evaluarla, éste tiene lugar cuando llegamos a ancianos y la muerte aguarda en la próxima estación. Así, uno nunca sabe si acierta dedicando tanto tiempo al trabajo y a la formación profesional, o si bien sería más provechoso emplear el tiempo a las artes, el ocio y el placer espiritual. ¿Qué escoger? ¿Mucho riesgo y poca certidumbre? ¿Una vida anodina pero sin sorpresas ni sobresaltos? ¿Debemos preocuparnos por no gastar demasiado, o el dinero no debiera ser sino un obstáculo menor? Tengo 30 minutos libres ¿estudio mates o toco la guitarra?



Cada persona es un mundo y unas necesidades, pero nadie tiene la oportunidad de vivir otra vez para resarcirse de la mala gestión de su primera vida. Es muy poco el tiempo de que disponemos para conocernos a nosotros mismos y lograr conocer exactamente qué cosas deben formar parte nuestra vida, su preciso tiempo y cantidad.

Señora Divinidad ¿Para cuándo una vida de resarcimiento?



Dicho esto, voy a ir a echarme una siesta.

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